Préstamos con Periodo de Carencia
La carencia en un préstamo es un tiempo en el que se reducen o aplazan las cuotas de la financiación. Se puede solicitar en varias circunstancias y con diferentes condiciones. Descubre todos sus pros y contras en esta guía. Y si buscas financiación, con o sin carencia, entra en el comparador de préstamos de Acierto.com, donde encontrarás la oferta de las principales entidades.
La carencia en un préstamo, también conocida como periodo de gracia, es un periodo de tiempo durante el cual no se abona una parte o la totalidad de la cuota de un crédito. Es decir, durante el plazo que se acuerde con la entidad, nos liberamos de pagar la deuda.
Habitualmente se accede al periodo de carencia en un préstamo personal de dos maneras: al inicio de la financiación, para que el titular se recupere económicamente, o bien durante el plazo de amortización, porque se reducen los ingresos o hay ciertos apuros económicos en el núcleo familiar.
Aunque puede haber más tipos carencia en los préstamos, en función de cómo se reduzca la cuota, básicamente podemos hablar de:
- Carencia total en la que, durante el tiempo que se establezca como periodo de gracia, el titular no paga ninguna letra. No abona ni intereses ni amortiza capital.
- Carencia parcial o de amortización en la que, durante el plazo de carencia se siguen pagando cuotas, pero son más reducidas porque solo se abonan intereses; no se amortiza capital.
Los periodos de carencia pueden variar, en función de la entidad e incluso el tipo de préstamo, pero lo más habitual es que se extiendan entre tres meses y dos años. Una vez transcurrido ese tiempo, se tendrá que volver a reembolsar el dinero con las condiciones que se acordaron. Se debe tener en cuenta que el capital será el mismo pero los intereses serán más, ya que se abonarán en más tiempo.
En general, cualquier préstamo personal puede tener incorporado, entre sus condiciones, un periodo de carencia, ya que se trata de uno de los términos que se pueden fijar cuando se negocia el contrato de suscripción.
Con todo, los periodos de carencia se suelen establecer en los préstamos para estudiantes, ya que es habitual que este tipo de financiación tenga en cuenta la situación económica del solicitante. Es decir, que dispone de una liquidez muy limitada durante la realización del curso, máster o carrera para la que pide el dinero, pero que una vez haya acabado la formación tendrá unas mejores expectativas laborales y, por tanto, más altos ingresos.
También algunas hipotecas, sobre todo las hipotecas para jóvenes, suelen tener periodos de carencia. Los incluyen al inicio, durante los primeros meses, cuando se entiende que el titular o los titulares se tienen que recuperar económicamente tras haberse descapitalizado al haber pagado la entrada, los muebles, etcétera.
Finalmente, y en general, se puede pedir un periodo de carencia en un préstamo o hipoteca para eludir un impago, en un momento de apuro económico porque, por ejemplo, se han visto reducidos los ingresos del hogar.
En estos casos, y aunque en nuestro acuerdo no exista ninguna cláusula al respecto de la carencia, se puede hablar con el banco o financiera en el que lo tenemos suscrito para que nos lo incluya. En su tejado estará si nos concede o no el periodo de gracia.
A la hora de calcular la carencia en un préstamo debes tener en cuenta las variables que entran en juego. Primero, el importe solicitado, el tipo de interés y las cuotas. Segundo, si se trata de un periodo de carencia del préstamo parcial o total. Así:
- En las carencias parciales se realizarán dos operaciones. La primera nos determinará a cuánto ascenderán las cuotas durante ese tiempo ya que calcularemos a cuánto ascienden los intereses que se deben pagar por el importe del crédito durante el periodo de gracia. La segunda responderá a cómo resultarán las cuotas una vez haya finalizado la carencia. El interés se aplicará sobre el capital que queda por amortizar en el plazo acordado.
- En la carencia total solo tendremos que hacer un cálculo para ver cómo resultarán las cuotas tras el periodo de gracia. Tendremos en cuenta el interés del préstamo, el importe y el plazo.
Como apuntábamos en apartados anteriores, debes tener en cuenta que el hecho de disfrutar de un periodo gracia repercutirá en las cuotas posteriores, que serán más elevadas, y en el propio préstamo, que será más caro.
Ejemplo de carencia en un préstamo personal
Para hacernos una idea acerca de lo que puede suponer pedir una carencia en un préstamo personal, hemos hecho varios cálculos. Para ello hemos tomado de base una financiación hipotética, un préstamo de 60.000 euros, a amortizar en 96 meses y con un interés del 7,5 %.
- Préstamo sin carencias: las cuotas serían de 833,03 euros al mes. Al final del plazo se habrán pagado un total de 79.971,18 euros, de los cuales 19.971,18 corresponderán a intereses y 60.000 euros a capital.
- Préstamo con carencia parcial durante 8 meses: durante el periodo de gracia se pagarán 375,00 euros y el resto, 888,50 euros. Al final de la amortización se habrán abonado 81.187,60 euros. De ellos, 21.187,60 euros son intereses y el resto, 60.000 euros, capital amortizado.
- Préstamo con carencia total durante 8 meses: no se pagarán letras durante 8 meses y las restantes serán por un importe de 933,90 euros. Al final, el préstamo habrá costado 82.183,57 euros de los cuales 22.183,57 son intereses y el resto, los 60.000 euros de capital.
Aunque, como hemos visto antes, lo habitual es que la carencia de un préstamo puede alargarse entre tres meses y un par de años, no existe una norma concreta acerca de su extensión. De hecho, puede extenderse más o menos en función del tipo de financiación que estemos hablando.
Ten en cuenta que un préstamo personal, cuyos plazos de amortización pueden extenderse, como mucho, ocho años, es muy diferente de una hipoteca, con plazos de 30 y hasta 40 años. Incluso dentro de un mismo tipo de financiación hay diferencias ya que no tienen las mismas características un préstamo para estudiantes que otro para reunificar deudas, por ejemplo.
Como en muchos aspectos relacionados con los productos financieros, la idoneidad de un préstamo con carencia dependerá de las necesidades y circunstancias de cada uno. En este sentido, pueden ser una buena opción si, por ejemplo, pasamos por un momento de cierto aprieto económico porque recibimos menos ingresos.
Con una carencia parcial o total, podemos reducir o eliminar las cuotas durante un tiempo y ajustarlas a la situación actual. Así, podemos evitar, por ejemplo, caer en impagos.
Por el contrario, se debe tener en cuenta que, una vez finalizado este periodo, las letras serán más elevadas y que, a la larga, se acabarán pagando más intereses. Además, debes saber que, si tu préstamo es sin carencia y la negocias durante la mitad del plazo de amortización, es posible que tengas que abonar algunos gastos.
Si quieres contratar tu crédito con carencia (o sin ella), utilizar un comparador de préstamos como el de Acierto.com te será de gran ayuda. Ten en cuenta que somos expertos en financiación y podemos localizar aquellas opciones que casan mejor con tus necesidades y perfil. Pero, además:
- Tenemos contacto diario con los principales bancos y financieras de España. Sabemos cómo son y qué cambios introducen sus carteras de productos.
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En esta guía te hemos explicado lo que debes saber acerca de la carencia en un préstamo: qué tipos existen, cómo se pueden aplicar, qué pros y contras tienen... Pero hay más detalles al respecto. Así que, a continuación, te vamos a responder a algunas de las preguntas que nos suelen hacer nuestros clientes cuando van a contratar un préstamo con carencia.
¿Puedo pedir la carencia en un préstamo en marcha?
Sí. Puedes solicitar un periodo de carencia en tu préstamo cuando este está en marcha. De hecho, en algunos contratos de financiación se contempla esta posibilidad. Si no estuviera en el tuyo, acude a tu entidad y pídela, puede ser una solución si, por ejemplo, entra menos dinero en casa y temes no poder pagar la letra. Con todo, ten en cuenta que no están obligados a concedértela.
¿Cómo se pide la carencia de un préstamo?
Básicamente tendrás que contactar con la entidad en la que tienes contratado el préstamo y solicitarla. Si la opción aparece en el contrato que firmaste cuando lo suscribiste, podrás acceder a ella sin apenas gestiones. Si no, tendréis que negociar los términos y modificar el contrato. En este último caso es posible que tengas que pagar algunos gastos extra.
Actualizado el 09/09/2024 por el equipo de redacción de acierto