Cómo cubre el seguro las enfermedades graves
Te explicamos cómo actúa el seguro ante enfermedades graves: qué coberturas ofrece y cómo te puede ayudar a superarlas. Incluso a detectarlas a tiempo. Antes de contratar un seguro, usa nuestro comparador de seguros de salud para conocer al detalle las garantías de cada póliza y sus condiciones. Y pide asesoramiento experto, si lo necesitas.
Recibir asistencia sanitaria cuando enfermes es una de las principales razones para contratar un seguro de salud. Por eso es tan importante tener claro en qué casos puedes contar o no con su cobertura. Es decir, si atienden igual cualquier patología o si excluyen alguna en sus condicionados.
Y es que no es lo mismo sufrir una enfermedad leve (como una gripe) que una grave (como un cáncer de mama). Para el seguro, las enfermedades graves implican más riesgo. Pueden requerir costosos tratamientos y derivar, incluso, en un ingreso en el hospital y/o una intervención quirúrgica.
Por tanto, el gasto que asume el seguro ante enfermedades graves es mucho mayor que el de una simple consulta para diagnosticar una dolencia común. De ahí que la edad sea un factor determinante en el cálculo de la prima. Porque cuanto mayor seas, más posibilidades hay de que sufras alguna patología grave; incluso crónica.
También se tienen en cuenta, en el precio, las enfermedades graves que ya padezcas. Para algunas aseguradoras es un motivo de rechazo. Otras sí las cubren, pero aumentando significativamente la prima.
Si quieres saber cuánto te costaría, puedes empezar por comparar seguros en Acierto. Te propondremos una serie de pólizas que se ajustan a tu perfil. Y además podrás consultar sus condiciones: descargando la nota informativa o solicitando el asesoramiento de nuestros expertos en salud, que resolverán cualquier duda. Recuerda que solo después de rellenar el cuestionario médico sabrás, en caso de enfermedad grave, si la aseguradora te acepta y a qué precio.
Como norma general, los seguros de salud tratan las enfermedades graves. Hasta dónde, depende del tipo de póliza. Según el alcance de su cobertura asumirán únicamente las consultas con los especialistas, los medios para diagnosticarlas y —no siempre— el tratamiento (los seguros de atención primaria).
O podría costear también los gastos hospitalarios y de cirugía, si se trata de un seguro con hospitalización. Y ofrecer otras coberturas relacionadas, como la segunda opinión médica (que actúa, precisamente, en caso de diagnóstico de enfermedades graves).
Incluso sería posible tratarte de esa enfermedad grave en los hospitales más prestigiosos y con más autoridad en una determinada dolencia, gracias a los conciertos que mantienen algunas aseguradoras y que te permiten acceder a la red hospitalaria de EE. UU. (lo hacen MAPFRE, DKV y Sanitas, por ejemplo). O a cualquier hospital del mundo, si se trata de un seguro de reembolso.
Una de las ventajas de un seguro de salud es que no solo responde cuando ya has enfermado. También procura que no llegues a estarlo, fomentando que lleves un estilo de vida más saludable. Y si sufres alguna patología, que se pueda diagnosticar a tiempo de actuar.
Seguro y enfermedades graves: cómo ayuda a evitarlas
Son muchas las compañías que cuentan con planes personalizados de salud (como Adeslas a través de su plataforma Adeslas Salud y Bienestar), apps que te motivan a caminar y dormir tus horas (a cambio de descuentos en el seguro, como Línea Directa) y otros servicios digitales de salud.
Su finalidad es, precisamente, evitar enfermedades graves (como las coronarias o la diabetes, por ejemplo). Incluso las hay que te prestan ayuda para dejar de fumar, como DKV, a través de su app Quiero cuidarme más.
Detectar precozmente enfermedades graves con el seguro
La prevención es otra de las patas del plan de tu seguro para minimizar riesgos. Gracias a la cobertura de Medicina preventiva, puedes someterte cada año a un chequeo médico completo y comprobar si todo está bien.
Son controles que se adaptan a tu edad y género y que ayudan al médico a darte una valoración general de tu estado de salud y a detectar posibles problemas que requieran más pruebas.
Otra de sus prestaciones son los planes específicos de diagnóstico precoz. Son revisiones anuales que se ofrecen a los asegurados a partir de cierta edad y de acuerdo con su género. Así, hay planes de detección precoz de cáncer ginecológico, de próstata, de glaucoma, de melanoma y de otras patologías.
Un seguro médico te acompaña desde que experimentas los primeros síntomas (incluso desde antes de sentirlos, mediante la prevención) hasta que superas con éxito la enfermedad. Porque dentro de su cobertura (si es un seguro médico completo) se incluyen:
Consultas médicas
Tanto con tu médico de cabecera como con los especialistas a los que te derive, según la dolencia que puedas tener. Por ejemplo, si acudes a tu médico porque sientes frecuentes dolores en el pecho, te auscultará, te tomará la tensión y tal vez te realizará un electrocardiograma in situ, si es una urgencia. Pero, si lo considera necesario, te firmará una autorización para visitar al cardiólogo.
Pruebas para diagnosticar enfermedades graves en el seguro
Ese electrocardiograma que mencionábamos y cualquier otra prueba que solicite tu médico de cabecera o tu especialista para poder llegar a un diagnóstico también están cubiertas por el seguro privado. Tan solo ten en cuenta la carencia: es mayor para los medios de diagnóstico complejos (unos seis meses), que son los que seguramente necesitarás (y de unos tres meses para los simples).
Segunda opinión médica del seguro para patologías graves
Si ya tienes un diagnóstico y se trata de una enfermedad grave, gracias al seguro puedes pedir una segunda opinión. En muchas aseguradoras, esto supone dejar tu caso en manos de un comité de expertos de prestigio internacional seleccionados por su experiencia en determinado campo. Se encargan de confirmar el diagnóstico (o emitir otro) y proponen tratamientos alternativos, si es el caso.
Los tratamientos en el seguro para enfermedades graves
Confirmado el diagnóstico, solo queda afrontar la enfermedad de forma adecuada. En este sentido, puedes encontrar tratamientos especiales en cualquier seguro con hospitalización. Pero ojo: no siempre están cubiertos en los seguros ambulatorios. O lo están parcialmente (por ejemplo, en la póliza Asisa Ya, de Asisa).
Hablamos de tratamientos como los oncológicos (quimioterapia y radioterapia), la hemodiálisis (para afecciones renales agudas), la laserterapia (utilizada a menudo en Fisioterapia), las terapias respiratorias a domicilio, la electrotermoterapia en Rehabilitación, la litotricia (con ondas de choque, para desintegrar cálculos en el riñón) y un largo etcétera.
Hospitalización e intervenciones
Cualquier complicación de una enfermedad grave cubierta por el seguro que acabe en el hospital, también estará contemplada, si tu seguro incluye esta garantía. En este sentido, incluirá la hospitalización tanto de urgencia como la programada (para una intervención). Es decir, asume los gastos de estancia, los farmacéuticos, los honorarios de los médicos, el coste del quirófano (si pasas por él) y todos los costes relacionados con tu ingreso.
Aunque esté dentro del alcance de la cobertura de tu seguro, algunas enfermedades graves pueden quedar fuera del mismo. Esta exclusión afecta a dos casos, en concreto: las enfermedades graves que ya tenías desde antes de contratar el seguro y las que te diagnostican después, pero que requieren atención continua y permanente.
El seguro y las enfermedades graves que ya existían
Hay una clara excepción en la gran mayoría de los seguros, respecto a las enfermedades graves. Si se trata de una patología que ya te ha sido diagnosticada antes de firmar tu póliza (una preexistencia), la aseguradora no se hará cargo de ella.
Puede que lo haga no prestando atención médica en todo lo relacionado con ella o, simplemente, no aceptándote como asegurado. Aunque hay una excepción a la excepción: las compañías que admiten a personas con enfermedades graves, pero ante el aumento del riesgo, aumentan la prima.
El seguro y las enfermedades graves y crónicas
Con las enfermedades con pronóstico de cronificación pasa lo mismo. Lo habitual es que ciertos tratamientos no queden cubiertos en pacientes crónicos. Un clásico es la diálisis para enfermos renales: es habitual que solo puedas acceder en procesos agudos de insuficiencia renal, pero no si es una patología crónica.
Al mismo tiempo, pueden o no admitirte como asegurado al declarar una de estas enfermedades crónicas. Suelen ser motivo de rechazo patologías como la diabetes, la apnea del sueño, la esclerosis múltiple... Pero también hay excepciones. Por ejemplo, pueden admitir pacientes crónicos de un grado bajo, dentro de la enfermedad (como diabetes tipo 2 o EPOC en grado 1).
El seguro ante enfermedades graves concretas
Algunas aseguradoras no proporcionan atención médica ante ciertas patologías, aunque se detecten una vez estás cubierto por el seguro. Hablamos, por ejemplo, del VIH. El tratamiento retroviral puede estar excluido de su cobertura. Aunque cabe recordar que, con la reforma de 2018 de la Ley de Contrato de Seguro, se prohibió a las aseguradoras declarar a una persona no asegurable solo por ser portador del Virus de Inmunodeficiencia Humana.
Para asegurarnos de abordar todos los aspectos relevantes sobre seguro y enfermedades graves, recopilamos algunas de las preguntas clave.
¿Existe algún seguro de enfermedades graves?
No como norma general, salvo excepciones como el Seguro de Salud de Enfermedades Graves de Generali. Se activa si hay un diagnóstico de patología grave para que accedas a su cuadro médico y te trates (hasta 60 meses). Generali se hace cargo de los gastos médicos (consultas, pruebas diagnósticas, hospitalizaciones —con y sin cirugía y en U.V.I— y tratamientos especiales) hasta la cantidad asegurada (500.000 euros o 1.000.000). Y si te hospitalizan y no es a cargo de Generali, te indemnizan con 50 euros por cada día de ingreso (hasta 90 días, consecutivos o no).
En caso de enfermedad grave, ¿el seguro cubre los medicamentos?
Como norma general, no. Exceptuando la medicación que se administra en régimen de hospitalización. También en la de día (en los tratamientos de quimioterapia). Si necesitas un medicamento para tratar tu enfermedad en casa, tendrás que asumir tú la parte no financiada por la Seguridad Social. A no ser que tu seguro incluya la cobertura de reembolso de medicamentos. Con esta garantía, recuperas un porcentaje de tus gastos de farmacia (inclusive vacunas), hasta un límite máximo.
¿Qué enfermedades graves pueden hacer que el seguro me rechace?
Hay una serie de patologías que suelen ser motivo de rechazo, a la hora de aceptar a una persona como asegurado. Hablamos de apnea del sueño, diabetes, insuficiencia coronaria, EPOC (como el asma), lupus y las neurodegenerativas, entre otras. Si ya sufres una de ellas en el momento de contratar la póliza, podrías encontrarte ante la negativa de la aseguradora (o ante una prima más alta de lo normal).
Ya lo has visto. La mejor forma de protegerte frente a las enfermedades graves es tener un seguro de salud. Pero no uno cualquiera: el que se ajuste a tus necesidades y a las de tu familia. El que te ofrezca las coberturas que tú quieres y al precio que se adapta a tu bolsillo.
Encontrar esa póliza ideal para ti es muy sencillo: solo tienes que buscarla en Acierto. Ahorrarás tiempo y dinero. Entra en nuestro comparador de seguros de salud, rellena el formulario y obtén resultados personalizados.
Podrás cotejar precios, coberturas, valoraciones... Comparar pólizas al mismo nivel y detectar así, en un solo vistazo, cuál es la que cumple tus expectativas. Y si necesitas más información, tienes a un equipo de expertos asesores de seguros de salud a tu disposición.
Actualizado el 18/09/2024 por el equipo de redacción de acierto
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