Los accidentes nocturnos: un riesgo creciente para los conductores

Los accidentes de tráfico durante la noche siguen siendo una de las principales causas de mortalidad en las carreteras españolas. Y no solo eso, sino que han aumentado: durante la última década se han producido más de 6.500 fallecimientos, lo que supone un incremento del 24,5 %. Son datos del último informe Conducción nocturna: riesgo, accidentalidad y percepción de los conductores españoles (2013 – 2023) elaborado por Línea Directa en colaboración con Fesvial. En concreto hablamos de los siniestros ocurridos entre las 23 horas y las 6 horas. 

El informe examina todos los accidentes nocturnos ocurridos en la última década hasta 30 días después del incidente y se completa con una encuesta sobre hábitos de conducción nocturna en la que participaron 1.700 personas de toda la geografía española.  

A pesar de que el número de desplazamientos nocturnos es inferior al de los diurnos, los accidentes de tráfico acontecidos durante la noche registran un 55 % más de víctimas mortales. Y hasta un 10,5 % más de heridos graves. ¿El principal motivo? Que conducir en ese intervalo horario implica riesgos adicionales que requieren mayor atención y responsabilidad por parte de los conductores.  

Las cifras no sorprenden si tenemos en cuenta que durante la noche se producen más deslumbramientos, el pavimento tiende a estar mojado, que hay más probabilidades de padecer somnolencia y que el campo de visión se reduce un 20 %. Esto último afecta a la percepción de velocidad y de las distancias. En el caso de los fines de semana, los desplazamientos aumentan, así como el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias.

Más concretamente, los siniestros son más frecuentes antes de la medianoche, (representan el 54 %), aunque también repuntan hacia el final de la madrugada, a partir de las 6:00 horas, con un 22 %. Sin embargo, proporcionalmente, los accidentes más letales ocurren entre las 3:00 y las 5:00 de la mañana.

En cuanto a los días de la semana, los viernes y sábados son los más críticos, con un 16 % de los accidentes en ambos casos. En términos de meses, noviembre y diciembre son los de mayor incidencia.

En cuanto a los tipos de accidentes, los más comunes son la colisión frontolateral (20 %), el alcance (17 %) y el atropello (12 %). No obstante, los más graves suelen ser los despeñamientos, los choques frontales y los atropellos.

Respecto al tipo de conductor más afectado, el estudio revela que la víctima más frecuente en accidentes nocturnos es un hombre (en el 75 % de los casos) de 38 años y casi 20 años de experiencia al volante.  

En cuanto al tipo de vehículo, el más común en estos siniestros es el turismo, presente en el 78 % de los accidentes nocturnos, que suelen ocurrir principalmente en zonas urbanas. Sin embargo, los accidentes ocurridos en áreas interurbanas suelen ser mucho más peligrosos. 

A pesar de los esfuerzos por mejorar la seguridad vial, la tendencia de los accidentes mortales nocturnos ha permanecido preocupantemente estable en los últimos años. En 2013, el número de víctimas fatales ascendió a 652, mientras que, en 2022, las cifras se mantuvieron cercanas a los 600 fallecimientos anuales. Esto refleja la necesidad urgente de intensificar las campañas de concienciación y reforzar las medidas de control en carreteras, especialmente en aquellas zonas de alto riesgo. 

Por otra parte, el avance de la tecnología, la incorporación de sistemas de asistencia al conductor, como los faros adaptativos o los sistemas de alerta de cambio de carril, se perfila como una herramienta clave para reducir los accidentes nocturnos.  

Sin embargo, las aseguradoras insisten en que la tecnología por sí sola no es suficiente y que la responsabilidad de los conductores sigue siendo fundamental. Y la avanzada edad del parque automovilístico español es otro factor que no se puede perder de vista. 

Más allá de lo dicho, recopilamos una serie de medidas para evitar estos accidentes nocturnos: 

• Descansar antes de conducir: la fatiga es uno de los factores que más inciden en los accidentes nocturnos, ya que la capacidad de reacción de los conductores disminuye con la falta de sueño. 

• Mantener los vehículos en buen estado: especialmente los sistemas de iluminación, que son cruciales para una conducción segura en condiciones de baja visibilidad. 

• Evitar el consumo de alcohol y/o drogas: la combinación de alcohol con la conducción nocturna incrementa notablemente el riesgo de sufrir un accidente.